28.7.11

SERMONES DEL AÑO DE AVIVAMIENTO - Charles Spurgeon

Los sermones que se incluyen en este libro fueron todos predicados en el Surrey Music Hall de Londres 1859.
Son típicos de los muchos que se predicaron allí. En ellos se encontrará la razón que explica el extraordinario éxito que en todo tiempo acompañó al ministerio de Spurgeon.
¿Qué es lo que reunía y sostenía a una congregación de 8000 almas? ¿Propaganda? ¿Cultos vistosos? ¿Acompañamiento musical? ¡¡¡No!!! 
Spurgeon no tenína ninguna de estas cosas.
Pero el evangelio era el mismo que se predica hoy en todas partes, quizá pensará alguien. Ciertamente lo que él predicaba era el Evangelio, pero en la evangelización que tan profusamente se estila en la actualidad, ¿encontramos el mismo Evangelio de Spurgeon? Que el lector de estos sermones —con toda seriedad— responda por sí mismo a esta pregunta.

21.7.11

Una invitación para vivir – Richard Baxter

En este libro deseo llamar la atención a un solo texto en la Escritura. El texto viene del Antiguo Testamento y formó parte del mensaje dado por Dios al profeta Ezequiel, para ser entregado al pueblo de Israel. Esto es lo que Dios le dijo: “Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿Porqué moriréis, oh casa de Israel?” (Ezequiel 33:11)




BAJAR

5.7.11

La Revolución Sexual - E. Beerman de Roos y W.G. de Vries


Vivimos en una época liberal. Especialmente por la manera de pensar evolucionista, se ha llegado a una consideración del hombre totalmente distinta de la bíblica.

Freud, que fue un gran admirador de la obra de Darwin y asimismo aplicó la teoría de la evolución al desenvolvimiento de la religión: del animismo al politeísmo, luego al monoteísmo y finalmente al periodo post-religioso o científico, ve los sentimientos de culpa exclusivamente como sentimientos de aversión o repugnancia que han brotado por la represión de deseos insatisfechos. Cuando Dios es desbancado del mundo como Creador y Conservador, entonces también desaparece la necesidad de tener en cuenta Sus leyes y mandamientos; el pecado y culpa se vuelven obstáculos al desarrollo que conviene hacer desterrar por métodos pedagógicos y psicológicos, en vez de expresiones de la conciencia humana que deben hacer retornar al hombre hacia Dios mediante la confesión de culpabilidad y el perdón de su pecado.