Vivimos en una época liberal. Especialmente por la manera de pensar evolucionista, se ha llegado a una consideración del hombre totalmente distinta de la bíblica.
Freud, que fue un gran admirador de la obra de Darwin y asimismo aplicó la teoría de la evolución al desenvolvimiento de la religión: del animismo al politeísmo, luego al monoteísmo y finalmente al periodo post-religioso o científico, ve los sentimientos de culpa exclusivamente como sentimientos de aversión o repugnancia que han brotado por la represión de deseos insatisfechos. Cuando Dios es desbancado del mundo como Creador y Conservador, entonces también desaparece la necesidad de tener en cuenta Sus leyes y mandamientos; el pecado y culpa se vuelven obstáculos al desarrollo que conviene hacer desterrar por métodos pedagógicos y psicológicos, en vez de expresiones de la conciencia humana que deben hacer retornar al hombre hacia Dios mediante la confesión de culpabilidad y el perdón de su pecado.
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